miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mi aventura de ser maestro

La lectura de “La aventura de ser maestro” de Esteve, trajo a mi mente muchos recuerdos gratos y no tan gratos de mis inicios en la docencia.

El ensayo y error es una manera de aprender, no sólo a dar una buena clase y tratar de ser mejor maestro para nuestros alumnos, en la vida hay cosas que sólo se aprenderán si las hacemos, practicando y mejorando. En lo personal, mis primeras clases estaban llenas de errores, evidenciando mi falta de experiencia y el nulo conocimiento que tenía de la labor docente del otro lado: detrás del escritorio del maestro.


Creo que buscamos algún referente cuando empezamos a dar clases, recordando a quienes fueron nuestros maestros y construimos un método de enseñanza que es una mezcla de las experiencias que como alumnos tuvimos, aunque no funcione como quisiéramos, es un primer paso para ir construyendo nuestro método propio, que será la suma de nuestros conocimientos, experiencias y la práctica.

La comunicación es un elemento básico en nuestras vidas. En el aula, no basta con ser sólo transmisores, debemos aprender a ser también receptores, es decir, saber escuchar a nuestros jóvenes con atención, conocerlos más allá del pase de lista y las calificaciones que obtienen en nuestra clase. Hay que saber darnos a entender. En una ocasión, recuerdo que pedí a mis alumnos realizaran un trabajo y cuando me lo entregaron, la idea que yo tenía en mente, tenía algunas diferencias con lo realizado por mis alumnos, di por hecho que ellos entendieron la instrucción, pero no fue así. Poco a poco aprendí a comunicarme con ellos en su nivel, de la manera en que podían entender lo que les explicaba y les pedía.

Sin duda, la lectura me hizo recordar y ver desde otro ángulo mis inicios y mi presente como maestro.

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